MI QUERIDO TRAVIESO:
Una tarde de diciembre, echado en una cajita de cartón, llegaste a casa, tu casa…
Eras tan pequeño, apenas te vimos no dudamos en alzarte y abrazarte, no queríamos soltarte, jugamos toda la tarde. No sabíamos que nombre ponerte y entre varias opciones y pasando varios días, una travesura que hiciste, obligando a mi padre a “rescatarte” decidimos que era perfecto ponerte de nombre TRAVIESO.
Realmente tu presencia alegró nuestras vidas, cambiamos nuestros horarios por ti, nos levantábamos más temprano por verte, llegábamos apresuradas para contigo jugar y si que eras un demente con la pelota, te gustaba mucho jugar fútbol con nosotras, en el frío o en la lluvia (incluso así era mejor).
Recuerdo tu primer baño ya de grande, porque te diste esos estirones de una semana y si que creciste rápido…y recuerdo que mi padre te preparó tu tina de metal y tú allí lo mirabas desafiante y coqueto, finalmente mi padre terminó más mojado que tú y cuando se pensó que la tarea de bañarte se había culminado, te echaste a correr y dar vueltas en el jardín, te arrastraste, aullaste, hiciste hoyos, te estiraste en la tierra y finalmente te sacudiste para luego dormir.
Y tú TRAVI eras todo un loco, recuerdo una vez los vecinos nos dijeron que estabas haciendo huelga de hambre, porque saliste a ladrar en el techo, con un balde en la cabeza y también eras el perro poeta, porque la tía Nancy puso sus macetas con flores en las escaleras y tu las arrancaste y con ellas en el hocico empezaste a aullar a la gente que por allí pasaba (por la calle).
Y también fugaste de casa, nos hiciste salir a buscarte, a gritar tu nombre por la calles, ya era muy tarde, muy oscuro y no regresabas, estábamos todos muy tristes. Al día siguiente y de noche, regresaste. Temblabas, tenías heridas de mordidas y espinas clavadas, ¿Dónde te metiste? ¿Qué hiciste?, recuerdo que toda la semana lloraste y no dejabas de temblar, realmente estabas muy asustado.
Siempre fuiste muy cariñoso, en cada cumpleaños, navidad, día de Arequipa, en cada festividad, cuando nos dábamos un abrazo de felicitación, tú saltabas sobre nosotras a abrazarnos también.
Y nos cuidabas, nos cuidabas mucho, cuando íbamos a la universidad, tu veías la mejor manera de escaparte e ir saltando delante o detrás de nosotras, te cruzabas a la otra vereda y te hacías el distraído, el loco, como para nosotras no darnos cuenta que nos seguías, luego esperabas a que subiéramos al bus y regresabas a casa.
Y son tantos los recuerdos que vienen a mi mente, son tantos, tantos que me hacen llorar, porque tuve tantos años para poder abrazarte y los últimos días de tu vida no pude ni verte, ni despedirme, ni decirte adiós mi querido TRAVIESO, no pude…
Te escribí una carta luego que me enteré de tu partida, la escribí con mucho dolor y con mucho amor, se que no sabes leer, por eso te la leí yo, te la leí muchas veces pero me di cuenta que cada vez que la leía lloraba más y entendí luego que la carta es más para mi que para ti.
Tantos días que estabas allí y yo no te buscaba, te escuchaba ladrar y no me asomaba a verte y sabía que estabas enfermo, lo sabía pero no hice nada por ti y ahora te lloro, que injusta fui contigo.
Perdóname TRAVIESO, perdóname por olvidarme de ti en una etapa de mi vida, se que ya no vivíamos juntos, pero tu seguías, sigues siendo mi familia y realmente te quiero y lo recapacité y lo comprendí tarde, pero se que me haz escuchado y se que nos volveremos a encontrar, se que tengo otra oportunidad, tan solo espérame porque el abrazo será eterno.
A mi Traviesito 1999-2013
0 Renegaron:
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